Parte: II
…Ver a la locrera era sentir una alegría esperada, generadora de ánimo, al verla venir puesto su sombrero blanco, con su cinta negra, cargando su pullo con las ollas, envueltas cuidadosamente con las oscuras quepinas, hilando con su rueca a la cintura, la lana de color hoque, deslumbrando con el arte de sus dedos el gran baile del uso versus el tortero.
…Ver a la locrera era sentir una alegría esperada, generadora de ánimo, al verla venir puesto su sombrero blanco, con su cinta negra, cargando su pullo con las ollas, envueltas cuidadosamente con las oscuras quepinas, hilando con su rueca a la cintura, la lana de color hoque, deslumbrando con el arte de sus dedos el gran baile del uso versus el tortero.
De allá de la otra loma nos llama don Negro Mario para preguntar si tal vez han visto su burro jobero y sus caballos, ¡Él no sabe que sus animales dañinos están en su chacra de papas de don Mono Arcadio!.
Y por arriba por loma del viento se escucha los ladridos de los perros y por todas partes se armonizan, de cerca… a lo lejos las melodías de los silbidos, que corean huaynos serranos ¡Qué alegría de nuestros hermanos campesinos!
Llega la tarde unos regresan al pueblo otros se quedan en los pequeños ranchos se improvisa la tullpa, para cocinar, o calentar la merienda, acompañado de su café de cebada quemada...
Escribir en estos momentos, es querer perennizar en Mí, los momentos imborrables de la siembra, cuando puestos la alforja de multicolores, lleno de semillas, íbamos tras el arador esparciendo la papa, el trigo, la cebada, la alverja o el maíz uniformemente en la chacra... ¡Qué experimentados sembradores!
Después de la siembra pronto se volverá a desyerbar o tirapar y cutipar la chacra, para dejarlo sin malas yerbas y así garantizar una buena cosecha. Si es de la papa es toda una tradición, todo el pueblo llegaba a sus chacras con su peara de burros para llevar la abundante y diferentes variedades de papa, sacados de cada surco, en donde los más pequeños muchachitos, en una sana competencia buscabamos alegres el cusay. ¿Pero no saben en donde había bastantes cusayes? ¡En el Purun del hermano mayor… en donde más!
Si cosechábamos el trigo o la cebada, todos con su josin a segar, luego a enfardelar el tercio para llevarlo a la parva, que ha sido preparada con un mes de anticipación aplanándolo con el mazo de palo. Luego otros palliquean las espigas dispersas en el rastrojo para que no se pierda nada.
En seguida se amarran las bestias para trillar la parva donde se disuelve el grano de la espiga, después de este ritual empezaremos a ventear con la horqueta y con la ayuda de la pala se separara el grano de la paja, siempre con complicidad del fugaz viento, que algunas veces nos traicionaba obligándonos a dormir en la parva dentro de la paja gruesa.
Pero…que momentos, que hermoso para nuestra infancia era quedarse a dormir en la parva. Por las noches contemplabas el cielo despejado, contabas las estrellas hasta quedarte dormido, distinguías las figuritas formadas por ellas mismas, que la abuela, siempre decía… ese es el río Jordán.
Aclarando el día escuchabas el trinar de los pajarillos, sus hermosas melodías como de la pichuchanca, el chiguisho, el cargache, el picaflor, los jilgueros, el huaychao, las tortolas, etc.
Ya llego la mañana vamos a traer el agua cristalina del puquio, para preparar la panisara con papas peladas y bastante ají para el frio.
Así trascurre la vida en el seno de nuestros pueblos, los acontecimientos devienen armoniosamente y adquieren tonalidades especiales, la praxis en nuestro pueblo engendran entre los humanos un trato de “corazón a corazón”.
1 comentarios:
cOMO PODER OLVIDAR LINDOS MOMENTOS DE NUESTRAS VIVENCIAS EN NUESTRA CUNA QUE ES CONCHUCOS, ES VERDAD DEPENDERA DE NOSOTROS RESPETARLA O HACERLA ODIAR.
PARTICULARMENTE YO ME CIENTO ORGULLOSO DE SER CONCHUCANO
JOSE.
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