HERENCIA TEXTIL ANDINA
Avanzaba el año 1984 Alejandro Zuñiga Quiñones y Filomeno
Zuñiga Quiñones conchucanos de nacimiento, cursaban el inicio de su estudio
secundario y tuvieron que abandonar, para dedicarse a trabajar en el telar el
mismo que por destino Lorenzo Zuñiga Salinas nuestro padre; encaminaba su
talento heredado de su Maestro conchucano Isaac Eusebio. Un accidente cortando
eucaliptos en el Barrio Flor del Valle Alto, cambió el destino de mis hermanos
y de la familia Zuñiga Quiñones. Luchador y con esa fe que ya quisiera tener,
pasaba sus días aferrado a su vida y probablemente sufriendo al no poder
cumplir su promesa con sus primeros hijos.
Sin embargo, esa fortaleza y formación a sus jóvenes hijos,
hizo que no dudaran y tomaran el destino de nuestra familia asumiendo su rol y
responsabilidades de mayores; en su noble profesión de ser artesano textil. Han
pasado dieciocho años de su partida y con orgullo vivo agradecido a mis
hermanos y comparto con ustedes la herencia que dejó mi padre.
En la última visita pude captar imágenes de su trabajo y la
nostalgia que invade, hace que viaje en el tiempo y nombre a los ponchos,
camisas, sacos, pullos, polleras, pañolones y frazadas. También labores como:
kengos, cocos (rombos), cuadrados, cuadrados relleno, palmas chica y grande,
daos y marisco. Gracias padre y donde te encuentres, sabes que tus hijos siguen
hasta hoy trabajando con orgullo nuestras telas que sirve de abrigo a
generaciones y el cual nos aferramos a su extinción.
Por: Cesario Zúñiga.
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