“Es válido oponerse a la minería, lo que es deshonesto es
solo oponerte a la gran minería, y no preocuparte –o preocuparte muy poco– por
la prosperidad de áreas que tienen en la minería formal una palanca de desarrollo”.(Foto:
GEC)
Lima, 16 de julio de 2019| 12: 01 PM
“Cinco proyectos vinculados a agua o riego en Islay tienen
0% de ejecución”.
En el 2015, el 72% de entrevistados en la provincia de Islay
se oponía a Tía María. Tras un trabajo de varios años de la empresa con la
población, el 71% de las personas informadas en Islay considera que este sería
beneficioso, y solo 16% cree que no se debe usar los recursos minerales (Ipsos,
2018). A nombre de este 16%, están haciendo campaña Arana, Mendoza, Glave, Cáceres
Llica y compañía.
Estos políticos levantan preocupaciones vinculadas con la
contaminación del agua del Valle de Tambo o con la falta de suficiente diálogo.
Pero, en el fondo, su objetivo es evitar que se desarrolle cualquier tipo de
proyecto minero formal. Así deberían decirlo.
Es válido oponerse a la minería, lo que es deshonesto es
solo oponerte a la gran minería, y no preocuparte –o preocuparte muy poco– por
la prosperidad de áreas que tienen en la minería formal una palanca de
desarrollo.
Por ejemplo, cuando en el 2016 “Gestión” le preguntó a Arana
por qué no realizaba protestas contra la minería informal, él respondió: “Si yo
viviera en Madre de Dios, mi principal atención tendría que ser esa”. Una
respuesta aceptable, si no fuera porque –como se le recordó en Perumin– su
agrupación también había estado en las protestas contra la gran minería en Tía
María y Las Bambas. En Madre de Dios, más bien, no había gran minería.
Luego, aun cuando el Frente Amplio ganó en el 2018 la
alcaldía distrital de Cocachacra, Islay, es muy poco lo que ha hecho por
mejorar el acceso al agua, en una zona donde cerca del 90% vive de la
agricultura. De los cinco proyectos vinculados con el sistema de abastecimiento
de agua potable o riego en dicho distrito, tres tienen 0% de ejecución. Una
situación similar a la que ocurre a nivel regional, donde cinco de siete
proyectos vinculados al agua o riego para Islay también tienen 0% de ejecución.
Como dice María Cecilia Villegas, “si hubiese una real
preocupación medioambiental, los políticos y expertos contrarios a Tía María
estarían trabajando para erradicar la minería informal”.
En 20 años, Tía María generará alrededor de S/5.460 millones
en canon y regalías para Arequipa. Si toda esa plata se invirtiera en
educación, podrían construirse 1.820 colegios en Arequipa. Afirmar, como Glave,
que el proyecto Tía María solo interesa a Southern es, francamente, deshonesto,
como dice Augusto Townsend.
El gobierno no debe dejarse engañar. Hay quienes están
implementando una estrategia de no diálogo, disfrazada de un llamado a realizar
nuevas e interminables mesas de diálogo. Basta ver el pliego de reclamos del
comando de lucha popular por la defensa del Valle de Tambo que incluye, oh
sorpresa, el pedido de convocatoria a nuevas elecciones y la disolución del
Congreso. Impredecibles no son.
Fuente: EL Comercio
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