Cesáreo Zúñiga Quiñones
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Hace años tuve la suerte de acompañar a mi padre (Lorenzo
Zúñiga) en sus tareas comunales llamado república tales como: limpieza de
acequias, caminos, rediles etc.
Durante ese tiempo pude presenciar el espíritu solidario y el compañerismo de los integrantes de la “Comunidad Campesina de Conchucos”, es así como fui entendiendo los valores de su gente y el porqué nuestra comunidad se hizo tan grande y sólida. Ha pasado el tiempo y me sigo preguntando que pasó y que motivos nos han llevado a perder los valores practicados por décadas en nuestro Distrito, no se supone que el Progreso llegó con la carretera, televisión, internet entre otros.
Hoy Conchucos enfrenta otra
realidad como es la minería, y se tienen que tomar decisiones tan importantes
que serán claves para el futuro de las generaciones de Conchucos,
particularmente lamento mucho ver como se sobreponen intereses particulares en
nuestro Distrito, en la vida aprendí y todos sabemos que los contratos se hacen
y se respetan como tales, también sabemos que no hay tecnología segura sino no
estaría la ciudad de Prípiat (Ucrania)inhabitada por los próximos 24 mil años y
sin saber que se está cocinando en ese sarcófago que almacena y transporta la
muerte radiactiva; consciente de esto no puedo quedarme como espectador y
fingir que nada pasará. Y con esto hago referencia a los miles de habitantes de
la Zona que su futuro lo juegan unos pocos.
Finalmente te pregunto dormirías
tranquilo con una represa de relaves en tu cabecera?. Todos sabemos que una
posible contaminación es irreversible. Mi padre me dejó un valioso mensaje y
ejemplo vivo cuando fue alcalde campo y integrante de la Comunidad Campesina de
Conchucos. Se opuso a la toma de tierras de los Arrendatarios y decidió no
asistir; sabía que apostaba mucho (Familia – Comunero); a mi memoria viene esta
frase y se los voy a compartir: QUE ME VOTEN DE LA COMUNIDAD SI QUIEREN, pero
yo no voy a cosechar lo que no es mío.
Por: Cesáreo Zúñiga Quiñones
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