Entre sus trabajos de investigación figuran la Introducción al proceso de los cambios Históricos Sociales de las Comunidades Campesinas, la Renta del Tabaco en el Perú entre los siglos XVII y XVIII, el Tabaco en Yacimientos Arqueológicos; Catálogo General del Archivo Tello. entre sus publicaciones anotamos “Llaguash Quechua”, El Tabaco Regalo de América”, “La Antigua Chaya Calca” o “Valle de la Magdalena”, “Ancash Campesino”, “Un Beso de los Andes”, “El Diamante Azul” y muchas obras inéditas como “Paisajes Andinos”, “Caminando por los Pueblos del Perú”, “Demencia Apocalíptica”, “Poemas Humanos”, “Cuentos Andinos”, “Maria Josefa”, “Aguacero de Piedras” y otras mas.
Julio R. Olivera, autor de “La Cita”, es uno de los valores de la intelectualidad nacional, rastreando las huellas del Perú del Tahuantinsuyo, recorrió todo el país y en especial Ancash y a la fecha radicado en los Estados Unidos.
Julio Olivera obtuvo el Premio “Raíz Alternativa” de Novela y Narrativa por dos veces consecutivas en Buenos Aires – Argentina (2007 – 2009). Y asimismo le fue otorgado en Perú “Los Laureles Magisteriales”, en el mismo año, recibe la Medalla de Oro “Madre Teresa de Calcuta”. Condecorado recientemente con la Persea Máxima de la ANEA premio “El Cóndor de Oro 2009”, asimismo condecorado con la “Kantuta de Oro” y Diploma de Honor por el Ateneo Andino. Actualmente es Socio Honorario de la Asociación Nacional de Escritores y Artistas del Perú y Embajador de la Cultura de la ANEA Perú en Masachussetts – U.S.A.Para finalizae, es propuesto en La Corona de Suecia, para el Premio Nobel de Literatura, por el Ateneo Andino.
EN SUS MEMORIAS DICE:
“En el Ande pallasquino del Departamento de Ancash, en Perú, naci en plena puna del “Ushno” en el barrio de “Flor del Valle” en la villa minera de Conchucos-legendaria su fama como la de los Huaris- Tribus hostiles del pasado. Terminada la primera Guerra Mundial, el 4 de Julio del 39, hijo de doña María Julia Oré Lara y de don Eleodoro Olivera Cortez. De abuelos mineros y hacendados de la Región. Mi primera infancia la tuve en mi pueblo, junto con mi primer potrillo “El Cocoliche”, un pony que un hacendado de Cajamarca hiciera a mi padre cuando ejercía la judicatura de Cabana”.
“Estudie en muchos lugares del país, pero la fuente inagotable de mi esfuerzo fue sin duda la biblioteca de mi padre Dr. Olivera Cortez, allí conocí a Condorcet, Homero, Séneca, a Rubens, a Vinci, a lugones, a Vallejo, a Chocano, leí cientos de novellas de Dumas, de Vargas Vila, de Darío, de José Marti y los clásicos de la humanidad. Me ilustre con las enciclopedias. No disponía de tiempo para mi niñez.”
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