¿Por qué nos resistimos tanto a mejorar? Porque estamos instalados en la burguesía de la mediocridad. Nos negamos la oportunidad de probar nuevos caminos y reprimimos el derecho que tenemos a ser mejores. ¿Sabe usted el porqué? La vida moderna y los avances de la tecnología nos permiten conseguir casi sin esfuerzo las cosas que deseamos. Por ejemplo: para no subir de peso están a la mano toda una generación de alimentos light, refrescos diet, postres bajos en calorías, etc.; existen también máquinas en las que basta recostarse diariamente unos cuantos minutos para adelgazar sin esfuerzo.
Para disfrutar el fumar sin peligro se fabrican cigarrillos de lechuga. Y quizá lo más representativo de esta cultura del mínimo esfuerzo es... ¡el control remoto del televisor! ¡No tenemos que dar un solo paso para cambiar de canal o para apagarlo! Queremos mirarlo todo al mismo tiempo sin ver nada, nos sumergimos en buscar la forma de gastar el tiempo sin sentido hasta el aburrimiento, y al final del día estamos agotados de no hacer nada.Vivimos la era del “no esfuerzo”. Es la era del amor ligero: de romances que se inician y terminan en unas cuantas horas, del sexo rápido y sin compromiso, del robar porque lo necesito, del matar porque me estorbas, de una moral ligera en donde cada quien diseña su propio código de conducta.Vamos cayendo en llevar una vida sin compromisos.
Buscamos un trabajo ligero y que nos paguen bien, sin exigencias. A nivel familiar buscamos que cada quien haga su vida; si la pareja no funciona, sepárate lo antes posible, no tienes por qué luchar para conservarla. ¡Los derechos del yo antes que el esfuerzo del nosotros! Vivimos en función de los argumentos de “tú te lo mereces, no te niegues el placer de nada, experiméntalo todo, la vida es corta, hay que disfrutarla”, y mientras más nos empeñamos en gozar, mayor es la frustración y la apatía; se va apoderando de nosotros una neurosis inconsciente, un mal humor permanente, el hastío de vivir y la derrota interior.¡Cuidado con la cultura light! Atrae porque complace sin límites y no crea compromiso.
¡No se convierta en víctima del terrible mal que produce esta cultura! ¡No sea usted una víctima light! ¡Comprométase a ser protagonista de su propia vida! Viva la cultura del compromiso, sea consciente de que a través del esfuerzo podrá lograr aquello que se proponga. Niéguese a formar parte de la nueva generación ligera que se instala en la tibieza y la mediocridad. Reconozca que el camino del esfuerzo es exclusivo de los triunfadores y que es la única ruta de los vencedores.
M.A.C
0 comentarios:
Publicar un comentario