31 de octubre de 2009

AL SHINGO CON CARIÑO

Es difícil cuadrar una nota para un personaje, pintoresco a un conocido por los de su tiempo como SHINGO, En efecto este ha sido uno de esos personajes únicos, raros en el buen sentido del término, o sea que no se encuentra todos los días o a cada rato; fue un sujeto especial original, católico que seguramente los jóvenes de mis tiempos se recordaran, el daba un aspecto mas a la tradición en Conchucos.
Un hombre que casi nunca se veía que conversaba con alguien, solo parecía comunicar al interlocutor con el sonido ruidoso de un aparato de madera, nadie sabe quien fabrico este aparato, pero en el pueblo era conocida como “matraca”. Shingo era el hombre que tomaba la delantera en las procesiones con su sonora “matraca”.
El “Shingo” llamado por las gentes del pueblo, los jóvenes solían gritarlo de lejos ¡shingooo! y el con tal rapidez solía girar la mano con el bastón que llevaba, ¡bueno no lo decían bastón! si no lo llamaban “lloqui” este es una florida anécdota un cierto día de festividad iban las gentes a visitar al que organizaba la fiesta y claro el Shinguito era infaltable en estos eventos, también para poder saborear los ricos potajes locales que los habitantes tan generosamente los compartían, así que pasando él por la avenida principal un joven que conocía las acciones de “Shingo”… hoy que me acuerdo se llamaba SEGUNDO, el apelativo de “shingo” lo molestaba de tal manera que reaccionaba violentamente con el “lloqui”, si este notaba que la voz era mas lejos agarraba piedras y arrojaba a cualquier lugar con tal furia que a veces perdía el equilibrio y caía al suelo.
bueno volviendo a la anécdota, el joven palomilla se cercioró que el transeúnte estuviera cerca y pego un grito de Shingooo… este reacciono dándole con el lloque a la espalda del transeúnte y lo hizo caer a un pozo que avía en la calle, fue tal el golpe que se lo dejo tendido a aquel hombre sin moverse un buen rato, que cual hombre agredido reacciona de inmediato a contestar al agresor pero seguro con una impotencia de no poder pegarlo a un humilde siego.El palomilla gozaba por lo ocurrido SHINGO o mejor dicho Segundo protagonista de muchos eventos quedo grabado en mi mente y seguramente en las mentes de muchos conchucanos de distintas épocas . “shingo” se encuentra entre los hombres católicos a la vez pintoresco como particular, de modo que ha sido muy difícil olvidar su figura para quien lo conociera de siempre o de paso, y a su vez rotundamente querido para quienes probaron el almíbar de sus gestos y su dedicada y puntual asistencia en las misas de las noches o de los domingos realizadas en nuestra iglesia conchucana.
Este personaje tan sencillo fue un hombre de baja estatura que tenia una rara dificultad en un ojo que siempre miraba de lado, Shingito casi siempre paraba puesto un poncho ya sea de día o de noche, un sombrero infaltable como todo conchucano, nadie sabia si este hombre tenia familia o si alguna vez tuvo un hogar y si fue abandonado era un hombre sin quejarse ni al aire ni a la almohada.El Shingo, ninguno de nosotros se atrevería afirmar donde nació, en qué día y en qué año y cual fue sus apellidos. Estos hechos o personajes no quedan registrados en escritos, Nada extraño ni anormal para aquellas épocas y para un Conchucos que no se interesaba de recopilar información ni de sus acontecimientos más trascendentes, casi para nadie importante ser anotado en sus libros oficiales ni particulares.
Lo cierto es que, ajustando al máximo nuestras vivencias y recuerdos, podemos justificar esta semblanza por las notas del personaje. Así pese haber sido un hombre solitarios que en cualquier fiesta celebrada en algún hogar conchucano el estaba presente, con su figura tan peculiar, este personaje al parecer era cuidado por nuestras hermanas de la iglesia de nuestro pueblo.

Escrito por C. Daniel.

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